Los adultos que compran videojuegos son de todas las edades, pero los más jóvenes son más proclives a jugar que los mayores, lo que demuestra que esa tecnología se ha convertido en un elemento típico de ocio para la generación que creció con ella, señaló el sondeo del grupo Pew Internet & American Life Project.
Un 81% de los que respondieron a la encuesta y que tienen entre 18 y 29 años dijeron que juegan regularmente, comparado con 23% de los que contestaron y tienen 65 años o más. Unos 2.054 adultos estadounidenses participaron en el sondeo el año pasado. El estudio tiene un margen de error de más o menos 2 por ciento.
Otro estudio del Pew realizado este otoño demostró que casi cada adolescente -un 97%- es un usuario de videojuegos.
"A medida que la gente se acostumbra a pasar su tiempo de ocio jugando videojuegos, continuaremos viendo que este fenómeno se esparce en nuestra sociedad", señaló Amanda Lenhart, investigadora del Pew. "Hay gente que habla de los videojuegos como un género nuevo, una forma nueva de arte".
El estudio rompe con la noción de que son los hombres jóvenes los que más juegan: un 50% de mujeres y un 55% de hombres juegan a videojuegos.
Las compañías que los fabrican intentan atraer cada vez a más mujeres y familias. En años recientes, han intentado atraer a nuevos clientes a través de juegos fáciles y que se pueden dominar en poco tiempo.
Nintendo es quizás el que ha tenido más éxito: su consola Wii, lanzada al mercado en 2006, goza aún de bastante demanda y recientemente se agotó en el portal de internet de Best Buy.
Un descubrimiento sorprendente de la encuesta fue la discrepancia entre los niveles de educación de los jugadores y los no jugadores. Aunque los videojuegos no lo hagan a uno más inteligente, los jugadores con una educación universitaria son más proclives a jugar que los que no la tienen.
Un 57% de los que participaron en la encuesta y han acudido a algún tipo de universidad dijeron que usan videojuegos, comparado con 51% de los que dijeron haberse graduado de escuela secundaria y 40% que tiene un nivel educativo más bajo que eso.
Lenhart señaló que no existe un motivo claro para explicar esa diferencia.
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