jueves, 24 de junio de 2010

Matt Groening

Matt Groening nació en la ciudad estadounidense de Portland, Oregón, en 1954. Su padre, Homer Groening, era dibujante profesional, lo que sin duda animó al pequeño Matt a seguir sus pasos. De hecho, se pasaba las horas de clase dibujando, lo que provocó que visitara en demasiadas ocasiones el despacho del director. Su experiencia en el instituto no fue demasiado distinta; seguía sin atender las explicaciones de sus profesores y dibujando, y se animó a colaborar en el periódico del instituto, del que acabaron echándole. Poco después, él y sus amigos hippies crearon su propio partido político, The Teens for Decency (‘Adolescentes por la Decencia’), generando confusos eslóganes políticos que les granjearon muchas enemistades. Debido a sus malas notas, Matt Groening acabó en la universidad pública de Olympia, donde no eran muy exigentes, recibiendo clases de varias disciplinas artísticas. Finalmente consiguió graduarse en 1977, año en que decidió partir hacia Los Ángeles con el ánimo de convertirse en escritor profesional.



«Life in Hell», el fin de los años difíciles.

Sus primeras experiencias en Los Ángeles fueron decepcionantes a todos los niveles; vivía en un pequeño y ruidoso apartamento, la ciudad le agobiaba, tuvo malas experiencias profesionales y el único trabajo que encontró fue el de escribir la biografía de un patético y octogenario director de cine famoso por sus malas películas.

Aquella terrible experiencia le llevó un buen día a escribir una carta a sus padres, pero no una carta convencional. Se trataba de una historieta en la que narraba el infierno por el que estaba pasando.

Ése fue el origen del que sería su primer trabajo satisfactorio: una serie de cómics titulada «Life in Hell» (‘Vida en el infierno’), que fue inicialmente publicada en el semanario Los Angeles Readers, del que Groening era coordinador editorial, y que narraba las desventuras de un conejo llamado Binky, un ser antropomorfizado, solitario y absolutamente neurotizado, que muy pronto disfrutó de un cierto éxito en el panorama del comix underground norteamericano. Con los años, «Life in Hell» pasó de ser editada en un pequeño semanario a aparecer en un total de 200 periódicos en todo el mundo, siendo sus historias recopiladas en varios libros.


El origen de Los Simpsons

En 1985 Matt Groening recibió una llamada que cambió su vida. James L. Brooks, un reputado director y productor con varios Oscars y Emmys en su haber, había leído «Life in Hell», y quería que Groening le propusiera una idea para crear cortos de animación en The Tracey Ullman Show. Este programa de variedades, que disfrutaba de gran éxito y era presentado por el cantante y actor británico Tracey Ullman, buscaba unos personajes para convertirlos en los protagonistas de las cortinillas que debían pasarse antes y después de la publicidad.

Según la leyenda (Groening nunca lo ha desmentido) fue quince minutos antes de su cita con Brooks cuando el creador de Los Simpsons abocetó en un papel a los cinco componentes de una familia. Se trataba del padre (Homer), la madre (Marge), dos hijas (Lisa y Maggie) y un hijo (Bart). Groening buscó los nombres de sus personajes entre los miembros de su familia: Homer era el nombre de su padre; Marge, el apodo cariñoso de su madre, y Lisa y Maggie los nombres de sus hermanas pequeñas. A Brooks y a su equipo les gustó la idea y los cuarenta y ocho cortos que escribió empezaron a emitirse en 1988.

Los ejecutivos de la Fox, canal de televisión que emitía The Tracey Ullman Show, propusieron a Groening y a Brooks convertir a estos personajes en los protagonistas de una serie que, de momento, tendría trece capítulos de media hora. Como suele decirse, el resto es historia.


Una serie de culto

Desde que en 1989 empezara a emitirse Los Simpsons, su éxito no haría más que crecer, llegando a producirse cientos de capítulos. De hecho, Los Simpsons es una serie de animación pero dirigida al público adulto, en la que Homer es un holgazán de pocas luces, alcohólico para más señas, que trabaja en una central nuclear, rodeado de los miembros de una familia muy poco convencional.

Marge, la madre, es una excéntrica sentimental con un peinado de color azul cuya forma recuerda al de la novia de Frankenstein y con una sangre fría que espanta; Lisa, la mayor de las hijas, es la rara avis del núcleo familiar, una persona inteligente e incluso algo pedante, con problemas emocionales, que en nada se parece a sus padres; la pequeña Maggie, casi un bebé, se muestra práctica y pacífica en todas sus acciones, y Bart, el travieso Bart, es un pequeño monstruo que siembra el caos y el desconcierto allí por donde pasa.

La serie se ambientó en una ciudad ficticia que llevaba el nombre de muchas poblaciones estadounidenses, Springfield, un microcosmos que concentra su actividad en la central nuclear, el canódromo, el estadio de fútbol, el juzgado, el ayuntamiento, el centro comercial y el bar de Moe, y cuyo fundador fue un pirata llamado Jebediah Springfield.

En ese contexto, Los Simpsons se mostró desde el principio como una serie con un tono muy crítico con la sociedad y la cultura estadounidense en general. Sus personajes no son en absoluto modélicos, antes al contrario: la mayoría son individuos esquizofrénicos, celosos y zizañeros que buscan la forma de hacer daño al prójimo y se muestran de lo más egocéntricos. Concretamente, los hombres son mostrados como seres incapaces, torpes y chapuceros, mientras que las mujeres son educadas, fuertes e inteligentes.

Groening muestra el lado más oscuro del ser humano en Los Simpsons, por supuesto con el sentido del humor y la caricaturización que son una constante en las series de animación, pero sin ningún tipo de miramiento hacia sus creaciones y hacia la sociedad y la política estadounidense en general, lo que le ha generado algún pequeño conflicto.

Los Simpsons, una serie que ha ganado premios Emmy y que cuenta con su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, también se ha distinguido por la continua aparición en sus capítulos de famosos actores, actrices y cantantes, entre los que se cuentan Paul McCartney, Meryl Streep, Glenn Close, Britney Spears, Leonard Nimoy, Christina Ricci, Winona Ryder, Sting o Jack Lemmon.

Por supuesto, contando con el tono cáustico, rompedor y muy crítico de la serie, ninguno de ellos aparecía precisamente como un angelito, pero al parecer todos se tomaron bastante bien su caricaturización. Los Simpsons se convirtió muy pronto en una serie «de culto», muy popular, seguida por 60 millones de telespectadores en 60 países. En España empezó a emitirse en 1991.


Merchandising y nuevos proyectos

Con el tiempo, los Simpsons se han convertido en los protagonistas de un exhaustivo merchandising, que incluye tazas, ropa, CD, videojuegos, muñecos y cómics. En 1993 Groening, que, recordemos, empezó dibujando historietas, fundó la empresa Bongo Comics, editora de comic-books protagonizados por los Simpsons y otros nuevos personajes, en títulos como Simpsons Comics, Radioactive Man, Bartman, Itchy & Scratchy Comics, Lisa Comics, Krusty Comics o Bart Simpson’s Treehouse of Horror.

Pero el éxito de Los Simpsons no evitó que Groening volviera a demostrar que es un creador inquieto, y así, en 1999, empezó a emitirse una nueva serie de animación para la televisión, concebida por él y titulada Futurama. Como en Los Simpsons, Groening era el creador y el productor ejecutivo, y su equipo realizó un exhaustivo trabajo de investigación en el género de la ciencia-ficción para documentarse y evitar las críticas de los expertos.

En un estilo gráfico y de contenidos muy similar a Los Simpsons, Futurama cuenta la historia de Fry, un joven repartidor de pizzas que en uno de sus viajes visita un laboratorio genético y, por accidente, acaba congelado en vida. Fry despierta mil años después, en 3000, para descubrir que todo ha cambiado mucho, y que hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Fry compartirá sus aventuras con personajes tan singulares como una atractiva extraterrestre de un ojo o un robot con problemas con la bebida, y más concretamente con el petróleo, por lo que sufre de «petrolismo».

La popularidad de Matt Groening le ha llevado a participar en varios shows y series televisivas estadounidenses, como Space Ghost Coast to Coast, Glen Campbell, The Tonight Show Starry Johnny Carson o Late Night With David Letterman. Además de Los Simpsons y Futurama, Groening ha continuado dibujando la serie «Life in Hell», y vive con su mujer y sus dos hijos, Abraham y... Homer. Seguramente, Matt Groening todavía no ha pronunciado su última palabra en el aspecto creativo, por lo que es muy probable que de su mente vuelva a nacer algún que otro personaje que revolucione la sociedad del siglo XXI.

Matt Groening no sólo tiene el honor de haber creado la serie de animación más popular de la televisión, también ha demostrado que los dibujos animados pueden dirigirse al público adulto. De hecho, Los Simpsons son, hoy por hoy, la serie de animación estadounidense que más años ha ocupado el prime time en la parrilla televisiva desde Los Picapiedra, todo un hito histórico. A ello cabe añadir el tono satírico e incluso cruel de la serie, que ha hecho de ella uno de los programas más críticos de la televisión de su país.